jueves, 21 de enero de 2016

"Una manada medio rara"

REFLEXIONES SOBRE LA (IMPOSIBLE) CONSTITUCIÓN DE LA COMUNIDAD HUMANA, A PARTIR DE LA PELÍCULA ICE AGE (LA ERA DE HIELO), DE CHRIS WEDGE Y DE ICE AGE 2 (LA ERA DE HIELO 2), DE CARLOS SALDANHA)


J. Ignacio Mancilla*



Tomada de: Fanart.tv



[El texto se gestó para un análisis crítico de la Red Analítica Lacaniana (REAL), que se auto disolvió el año 2012 con su XII Congreso en Guadalajara Jalisco; hoy formo parte de otra apuesta, la de la Escuela de la Letra Psicoanalítica, promotora del Encuentro sobre letra y escritura. Feria alternativa del libro en psicoanálisis, que se llevará a cabo en la Ciudad de México los días 5, 6 y 7 de febrero. Queda consignado.] 


“Yo no sé qué piensen ustedes,
pero somos una manada medio rara”.

Sid

“Felicidad es el cumplimiento supletorio
de un deseo prehistórico. Por eso la
riqueza nos hace muy poco felices;
el dinero no ha sido un deseo infantil”.

Carta de Sigmund Freud a Wilhelm Fliess, 16-I-1898.





A manera de justificación

Ice age (La era de hielo) es, a su modo, una excelente alegoría de la condición humana.

En la presente reflexión, vamos a tomar esa película como pre-texto para pensar la sociedad humana en su sentido más general y, particularmente, para decir algunas cosas sobre cómo visualizo esa peculiar sociedad psicoanalítica llamada Red Analítica Lacaniana a la que pertenezco con mucho orgullo.

Esto como un aporte personal y crítico respecto de las dificultades que nos habitan, en su sentido más contradictorio, como comunidad psicoanalítica, es decir, como Red, en la medida en que ésta es la estructura que nos hemos dado. Esa fue la decisión de los fundadores, entre los que me encuentro.

El sentido, por supuesto, es aportar algunos elementos que coadyuven a superar lo que yo llamo las dificultades inherentes a toda constitución comunitaria; dificultades que no son privativas de las sociedades de psicoanalistas, por supuesto.

Bien, a partir de estas consideraciones generales, pasemos a nuestro asunto.


En primer lugar, los personajes

El núcleo de los personajes protagónicos de Ice age (La era de hielo) son los siguientes:
Sid, el perezoso.
Manfred, el mamut.
Diego, el tigre dientes de sable, y
Pinky, el niño.


Breve síntesis de la historia

La historia es muy sencilla, ya que nos cuenta la constitución fortuita (¿existe otro modo?) de una manada bastante peculiar, en medio de todas las especies de animales, donde lo que destaca es la incorporación accidental del niño en las vidas de Sid (un perezoso) y Manfred (un mamut) en su obligada migración; así como el ambivalente papel de Diego (un tigre dientes de sable) en esa historia y, finalmente, cómo llega éste a ser parte de la manada compuesta por Sid y Manfred. Además de que se nos narra el cuidado, pero también acecho, del niño y la entrega final de éste a su padre y su  “rebaño” humano.

Como suele suceder con las películas exitosas, la gran aceptación de Ice age (La era de hielo) trajo, como secuela, una segunda película: Ice age 2 (La era de hielo 2), dirigida por Carlos Saldanha, codirector de la primera parte; esta segunda saga se centra en la historia de la incorporación de otros tres elementos, Ellie (la mamut que se cree zarigüeya) y las zarigüeyas Crash y Eddi (que representan, creo, el espíritu lúdico y juguetón de los niños en tanto “pequeños salvajes”), a esa manada tan singular compuesta por Sid, Manfred y Diego: un perezoso, un mamut y un tigre dientes de sable.

Esta historia, además, nos cuenta las peripecias de la “rara manada”, y cómo las distintas especies migran ante los rigores del hielo.

En la segunda parte de lo que se salvan es del deshielo. ¿Advertencias desde la ficción de lo que está ocurriendo en el mundo nuestro, debido al calentamiento global? Dejo la pregunta abierta para pensar con profundidad lo que ocurre con nuestro mundo.


Mi lectura de esta peculiar película infantil

Insisto, Ice age (La era de hielo) es una alegoría de la condición humana, narrada a través de lo que acontece con los animales, en particular con el mamut, ya extinto (en la película en peligro de extinción), el tigre dientes de sable, también desaparecido (en el filme no es así), y el perezoso; es decir, se nos habla de los animales, pero en realidad el cuento que se cuenta es sobre nosotros los seres humanos.

Es, pues, sobre nosotros, como dijera un clásico, que se cuenta el cuento.

Esa manada tan peculiar, que día con día se constituye y nada garantiza que el día de mañana siga como tal, es, pues, una fábula (ficción) sobre nosotros mismos.

El peligro acecha todo el tiempo; es así como Sid conoce a Manfred, ante la amenaza de los rinocerontes, enojados porque Sid les había arruinado su comida, quien le salva la vida, forzado por las circunstancias y no precisamente porque quiera hacerlo.

A partir de ahí, Sid seguirá a Manfred, pues los suyos lo han abandonado ¿por molesto? Y no se le despegará, pasando a ser, con su conducta y actos, esa “cosa pegajosa y chiclosa” que constituye y une a la manada, cosa que el propio Diego reconocerá en algún  momento de la historia que nos narra la película.

Sid es el “cemento” de esa sociedad animal tan singular, para decirlo en términos gramscianos, aunque suene hoy un poco anacrónico. Es, en alguna medida, la carga que tiene que soportar Manfred y también Diego en esa peculiar comunidad, hecha de diferencias, como cualquier otra comunidad, por ejemplo la nuestra.

De este modo, los roles que juega cada personaje son muy importantes para comprender cómo una sociedad, en este caso la “manada” compuesta por Manfred, Sid y Diego, los tres pertenecientes a la especie de los mamíferos, pero provenientes de distintas familias, no está constituida de por sí, sino se tiene que ir constituyendo en cada acto particular de su vida cotidiana; no sólo ante las amenazas externas sino también las internas.

Dialéctica de la comunidad y de la inmunidad, llamará a esta dinámica Roberto Esposito, filósofo italiano, uno de los más importantes teóricos de la biopolítica.

En esta reflexión nos valdremos también de él, ya que, como lo dije, ha escudriñado la lógica comunitaria en su sentido positivo (constitutivo), pero también en su dimensión negativa (destructiva) no como dos momentos contradictorios sino, más bien, complementarios e inseparables.

Lo que hace de Sid el artífice de esa “manada medio rara” es precisamente su carácter “pegajoso” en tanto persiste, entre el humor y el hartazgo, en mantenerse junto a Manfred; aún contra la voluntad de él.

La virtud de Sid es potenciar las diferencias en aras de la cohesión de su manada, cosa en la que tiene éxito, es así como le ayuda a Diego a superar su complejo ante el agua, no obstante que por momentos es sometido a la violencia de Manfred y de Diego; y también, en ocasiones, de los extraños.

Cuestión que nos plantea la necesidad de pensar en el papel de la violencia en la constitución y funcionalidad de todas las sociedades; aunque históricamente sabemos de las diferencias culturales e históricas con respecto al papel que ha jugado la violencia.

¿Cuál es, por ejemplo, el lugar de la violencia en la sociedad contemporánea?

¿Es indispensable la guerra contra el narcotráfico?

En este contexto, pasemos a la parte donde Sid es considerado por los perezosos como dios del fuego y que lo lleva a su casi sacrificio; es por demás interesante pensarla desde la perspectiva de la lógica social en tanto ésta aleja la violencia, precisamente, convocando la violencia sacrificial, según el decir de René Girard.

Por una cosa o por otra, la amenaza de que esa manada se disuelva está latente todo el tiempo, ya sea Diego, Manfred o el propio Sid son los candidatos a salir de ella. Lo que nos muestra la dialéctica deconstructiva de la comunidad en tanto ésta se destruye y reconstruye en todo momento, sin que nada esté asegurado de antemano.

Sabemos, por Freud, que en toda sociedad hay dos fuerzas antagónicas que la estructuran: Una tendiente a la cohesión, y que el famoso médico vienés, siguiendo a Empédocles, llamó Eros; y otra de carácter destructivo, que es el odio de Empédocles, pero que el creador del psicoanálisis bautizó como pulsión de muerte; subvirtiendo de este modo la propia teoría psicoanalítica, para escándalo de los psicoanalistas y de sus seguidores.  

Metapsicología le llamó Freud a todo esto.

Esas dos fuerzas acechan todo el tiempo no sólo la vida de Sid, de Diego y Manfred, sino que, acechan la estabilidad de toda la manada en tanto habitan a cada sujeto, en toda su singularidad, “pulsionando” hacia la destrucción de sí y la destrucción del todo social.

Como acechan toda sociedad, sea ésta psicoanalítica o no. Esté conformada como Red o tenga una estructura piramidal.

El hecho de que estos miembros provengan de familias distintas, hace más evidente las dificultades que tienen que enfrentar si quieren permanecer juntos, haciendo comunidad día con día.

¿No es esto una excelente metáfora de cualquier comunidad humana, independientemente de la forma que ésta adquiera: Imperio, República, etcétera?

¿No es el problema de las diferencias entre cada sujeto, en tanto los sujetos provienen de familias distintas, lo que hace casi imposible la constitución de la comunidad humana como tal?

¿Pero no es esa imposibilidad la que se juega, a cada momento, en toda comunidad?

¿Acaso no es, según el decir de Esposito, esa imposibilidad misma lo que la estructura?

Esto es, creo, lo que se pone de manifiesto en la segunda película, cuando se nos cuenta la naciente relación entre Manfred y Ellie; ya que, Manfred sostiene, “no tenemos que estar juntos porque debemos, sino porque queremos”.


[Continuará...]

México D. F., a 5 de agosto de 2011. (Fecha original).



    *J. Ignacio Mancilla


[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]











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