viernes, 15 de mayo de 2015

¿Y si los animales respondiesen?


(Carta abierta al Rector General y al Rector del CUCSH de la Universidad de Guadalajara)



J. Ignacio Mancilla*




En un libro sin igual, El animal que luego estoy si(gui)endo (Trotta, 2003), Jacques Derrida (1930-2004), el filósofo de la deconstrucción pasa revista, críticamente, a la idea hegemónica, filosófica y psicoanalíticamente, de que el animal es incapaz de responder.

Su apreciación considera, incluso, a quienes elaboran mejor este paradigma; ya desde la filosofía o desde el psicoanálisis, como Martin Heidegger (1889-1976), el pensador del Ser o Jacques Lacan (1901-1981), quien radicaliza el corpus freudiano, retornando, en cierta medida, a él, pero también yendo más allá...

Contra argumentando finamente, el intelectual argelino llega a preguntarse, haciendo tambalear, fehacientemente el antropocentrismo, que él mismo llegó a definir como Antropo-Logo-Falo-Carno-Centrismo; ello a través de la pregunta que se formula y nos plantea en aras de la reconsideración más radical sobre lo animal:

¿Y si los animales respondiesen?

Este profundo cuestionamiento nos obliga a replantearnos, ya, sin coartadas, las relaciones de los seres humanos con los animales, pues los últimos siguen siendo las presas inermes de las crueldades de los primeros.

Tarea nada fácil, por supuesto, y que hoy ya es inaplazable.
Pero, como todo pensador auténtico,  no se contentó con este drástico litigio; en su último Seminario (2001, 2002 y 2003), ya publicado en español por Editorial Manantial (2011), con el título de La bestia y el soberano, lleva su polémica al extremo, colocando tanto a la bestia como al soberano como entes fuera de la ley; emparentando, de ese modo, a ambos.

Y es en el contexto de ese Seminario, ya casi al final, que tiene una pesadilla, en la que se sueña como convocado a juzgar a personajes de la talla (¿habrá que decir de la calaña?) de Bush, Aznar, Blair, Sadam Husein (incluso al Papa, Juan Pablo II), etcétera.

Y mediante una interrogación compleja, que retoma prácticamente toda la historia de la filosofía y también del psicoanálisis, define al ser humano como siniestro (Unheimlich), no precisamente en tanto el humano se aparta de la razón, sino porque éste posee incluso lo que llama, siguiendo a Aristóteles, Logos Apophantikós.

No puedo, en este texto, que tendría la figura de una carta abierta, dar un adecuado seguimiento a esta más que interesante querella, pero si quiero consignarla, explicitarla; pues, en otro orden de cosas más doméstico, hace algún tiempo dirigí otra misiva al Rector General de la Universidad de Guadalajara , Tonatiuh Bravo Padilla, exactamente el 18 de agosto de 2014, con respecto a algunas decisiones que nos afectaron laboralmente, cierto que se dio marcha atrás, pero la amenaza laboral, sobre todo para las y los maestros de asignatura, ha seguido latente.

Posteriormente, el 14 de octubre de 2014, dirigimos, colectivamente, una petición al Rector del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Héctor Raúl Solís Gadea; todavía más, tiempo después, el 28 de noviembre de 2014, dirigimos otro documento, tanto al Rector del CUCSH como al Rector General.

Siempre relativas a medidas administrativas que han implicado un riesgo potencial desde la perspectiva de nuestros derechos laborales y humanos; sobre todo, insisto, el de las y los maestros de asignatura.

Y cabe decirlo públicamente, que ha sido el silencio lo que ha predominado, hasta el momento. Lamentablemente, pese a nuestra insistencia de tener una respuesta formal y por escrito.

Es por ello que me digo, y retomando en este otro contexto la problematización derridaniana, dirigiéndome de nuevo al Rector general de mi alma mater, haciendo, en esta situación, un entreveramiento (mediación, dirían los hegelianos) con el asunto de los animales, pues, recordemos que en ese ámbito, el problema es:

¿Y si respondiesen?

Esto para la cuestión de la compleja relación entre los humanos y los animales.

Mientras que acá, con respecto a las autoridades, siempre tan soberanas, en lo que respecta al problema de la funcionalidad de la Universidad y la implementación de medidas lesivas de nuestros derechos laborales, problemática en la que desde hace tiempo estamos sumidos, en cuanto que las mismas autoridades se colocan, por iniciativa propia, fuera de la ley (como las bestias, los ejemplos paradigmáticos son el del hombre lobo y el vampiro, figuras por demás míticas que tampoco puedo analizar aquí), nuestra pregunta, pública, podría ser formulada del siguiente modo:

¿Y si no responden?


Guadalajara Jalisco, a 15 de mayo de 2015 (Día del maestro).


 *J. Ignacio Mancilla

[Ateo, lector apasionado, 
militante de izquierda (casi solitario).
Lacaniano por convicción
y miembro activo de Intempestivas,
Revista de Filosofía y Cultura.]

FB: Juan Ignacio Mancilla Torres





   

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